Las repercusiones de la enfermedad no sólo afectan al enfermo, si no a todos los que lo rodean y sobre todo al “cuidador primario” o “principal”.
El cuidador primario es aquella persona que atiende en primera instancia las necesidades físicas y emocionales de un enfermo; papel que por lo general es asumido por el/la esposo/a, hijo/a, un familiar o alguien cercano al paciente. Su trabajo adquiere una gran relevancia para el grupo que atiende y rodea al enfermo conforme progresa la enfermedad, no sólo por la atención directa al paciente, sino también por su papel en la reorganización, mantenimiento y cohesión de la familia. Asume la responsabilidad total del paciente ayudándole a realizar todas las actividades que éste por sí mismo no puede llevar a cabo; y que, por lo general, no recibe ayuda económica ni capacitación previa para la atención del enfermo.
El cuidado diario y a largo plazo de un familiar enfermo, aunque sea de manera voluntaria y con cariño, conlleva a riesgos para la salud de quienes lo realizan, principalmente si toda la responsabilidad recae sobre una sola persona; la importante función que desempeña el cuidador principal en estos pacientes puede ocasionarle una amplia variedad de problemas de orden físico, psíquico y socio-familiar, los cuales originan un auténtico síndrome que es necesario conocer y diagnosticar tempranamente para prevenir su agravamiento.
Es muy importante atender las necesidades del cuidador para que éste pueda soportar el gran esfuerzo que tiene que realizar durante un tiempo prolongado en el cuidado diario y constante del enfermo, ya que existe el riesgo de que este personaje se convierta en un enfermo secundario.
Es frecuente que tanto los profesionales de la salud como la familia dirijan su atención y recursos al manejo de las enfermedades del paciente, sin tener en cuenta el contexto familiar donde se generan un sinnúmero de cambios, algunos nocivos para la salud de quienes desempeñan las funciones de cuidadores.
Algunos de los síntomas principales son: desgaste, pérdida de energía, agotamiento o una combinación de ellos, despersonalización, un cambio negativo en las actitudes hacia otras personas, insensibilidad hacia los otros, sentimiento de falta de realización personal, depresión, baja autoestima, irritabilidad, aislamiento profesional, bajo rendimiento, escasa tolerancia a tensiones, pérdida de la motivación hacia el trabajo, trastornos en el patrón del sueño, altos niveles de ansiedad, reacción exagerada a las críticas, dificultad en las relaciones interpersonales, sentimientos de desesperanza la mayor parte del tiempo, resentimiento hacia la persona que cuida, culpa, pensamientos de suicidio o de abandono, frecuentes dolores de cabeza o de espalda y aislamiento. La alta incidencia de estos factores de sobrecarga en los cuidadores puede llevar a las familias a minimizar los cuidados básicos del enfermo y a la claudicación.
Si usted es un cuidador primario tome en cuenta esta información y evalúe su desgaste físico y emocional, esté al pendiente de todas sus necesidades y pida apoyo siempre que lo necesite, puede acercarse a grupos de apoyo o al servicio de psicooncología de su hospital; también los servicios en línea o vía telefónica pueden ser una alternativa, si necesita ayuda emocional llame al programa de APOYO EMOCIONAL de INFOCÁNCER al 01 800 22 62 371.
Fuentes: Revista Cancerología, del Instituto Nacional de Cancerología de México
http://www.incan.org.mx/revistaincan/elementos/documentosPortada/1257541295.pdf
Creado: 2019-02-05 09:22:34
Última vez actualizado:
2019-07-22 12:18:02