Al revisar la literatura, se presenta en su mayoría lo que respecta a la relación entre el médico y el paciente; sin embargo, es muy importante, tomar en cuenta a la familia, pues juega un rol clave en esta dinámica. Santoyo (2006), refiere que el papel de la familia es de suma importancia, debido a que es ésta quien mejor conoce al enfermo y cuenta con información muy valiosa para su mejor atención. Su rol consiste en:
Comunicar al equipo de salud la mayor cantidad de información posible sobre su enfermo.
Preguntar sobre la condición de su enfermo, así como realizar los trámites necesarios para la atención del paciente.
Pedir de forma cortés la explicación de términos médicos que no entiendan, o simplemente pedir que le repitan la información que no quedó clara.
Ser pacientes, confiar en el médico. Dar la oportunidad al médico de establecer un diagnóstico y tratamiento.
Identificar a su médico tratante y, en la medida de lo posible pedir que sea él quien les proporcione la información.
Buscar información confiable, ya que no hacerlo puede generar incertidumbre.
Mantener una comunicación constante con el médico tratante y equipo de salud en general, por ejemplo, si existe mala evolución, no se ve mejoría del paciente, o si notan cambios importantes.
Responsabilizarse sobre su enfermo, siempre deberá existir un familiar responsable, quien será el único encargado de otorgar y recibir información de la condición del paciente y éste a su vez informará a la familia.
Recordar que el trabajo del médico es ayudarle, para esto necesitará apoyo de la familia.
Llevar a cabo lo más apegado posible, las indicaciones del médico.
Mantener en casa los cuidados necesarios y adecuados para contribuir con el tratamiento médico y bienestar del enfermo.