Los oncólogos y los distintos especialistas en cáncer deben estar preparados para suministrar todos estos cuidados al paciente oncológico. Son necesarios equipos multidisciplinares con formación adecuada y acreditada que hagan posible una intervención precoz y compartida, para cumplir la misión principal de los cuidados continuos, dar la mejor atención posible al paciente.
Los cuidados continuos intentan conseguir el equilibrio ideal entre “el cuidar” y “el curar” al paciente de la mejor manera posible. Si usted padece cáncer, el objetivo de los médicos no es sólo procurar el mejor y más eficaz tratamiento para su enfermedad, sino que también, mientras dure el tratamiento y en su fase avanzada, se dé prioridad a su calidad de vida, sin reservar este tipo de cuidados para los pacientes terminales. Los pacientes oncológicos experimentan multitud de síntomas físicos y adaptaciones psicológicas relacionados en primer lugar con la aceptación del diagnóstico y luego con el tratamiento de la enfermedad y el control de los síntomas. Se dan situaciones de fácil solución y otras muy complejas, pero los médicos conseguirán resolverlas siempre y cuando se facilite una relación cercana entre el paciente y los profesionales sanitarios de modo que se puedan tomar las medidas necesarias en cada paciente y en cada momento.
Mantener unos cuidados continuos del paciente no sólo mejora su calidad de vida, sino que puede conseguir una mayor supervivencia y un mejor tratamiento de su enfermedad en general. La relación con el oncólogo y sus colaboradores será más fluida y más natural, y conocerán mejor cómo responde y cómo acepta su tratamiento.
¿Quiénes se encargan de proporcionarlos?
Estos cuidados deben ser administrados por todos los profesionales de salud relacionados con usted paciente y también por sus familiares, para poder mantener su carácter integral.
La actuación de los servicios de oncología se ha caracterizado en el pasado por una actitud muy experimental centrada en maximizar la eficacia del tratamiento a cualquier precio, por fortuna esta antigua concepción se ha suavizado considerablemente y los cuidados continuos han adquirido una importancia equivalente a la de los tratamientos curativos. Esto ha sido posible gracias a nuevas terapias que pretenden ofrecer al peciente una mejor calidad de vida combinada con una eficacia en el tratamiento oncológico.
Cada vez más, los servicios oncológicos propugnan un cuidado centrado en la persona, en sus deseos y necesidades, entendido más allá del fundamento y el aspecto clínico del tratamiento. Las sociedades de oncología médica en España (SEOM), Europa (ESMO) y EE.UU. (ASCO), coinciden en dar al oncólogo un papel dominante en la administración de los cuidados continuos. El oncólogo debe ser el responsable de coordinar todos los cuidados del paciente oncológico, por lo que estas asociaciones propugnan la necesidad de ofrecer cuidados de soporte y paliativos como una parte más de su actividad asistencial.
Este papel central del oncólogo no excluye la colaboración imprescindible de otros profesionales sanitarios. El primer contacto con el paciente lo realiza el médico de atención primaria, porque es el profesional de la salud más accesible a él y es capaz de dirigirle al resto de los servicios sanitarios.
Junto con las enfermeras, cuidadores y familiares ofrecerán una cobertura básica de atenciones al paciente. El psicólogo es el encargado de motivar al paciente y a sus familiares y ayudarles a abordar la nueva situación vital asociada a un tratamiento oncológico.
Fuente: Sociedad Española de Oncología Médica
Creado: 2019-02-05 09:22:34
Última vez actualizado:
2019-06-27 11:30:08