Hasta que su tratamiento realmente comience, usted no sabrá cuáles efectos secundarios tendrá exactamente, ni cómo se sentirá, o si padecerá de éstos. Una manera de prepararse es pensar en su tratamiento como un tiempo para enfocarse en usted y en su mejoría. Algunas otras formas de prepararse incluyen las siguientes:
Usted puede reducir su ansiedad sobre los efectos secundarios del tratamiento si toma medidas desde ya: exprese sus sentimientos e inquietudes e infórmese tanto como le sea posible sobre su cáncer y su tratamiento. Planear cómo sobrellevará los posibles efectos secundarios puede hacerle sentir más en control y preparado para enfrentar los cambios que puedan surgir.
Muchas personas tienen pocos o ningún efecto secundario que les impida comer. Incluso si tiene efectos secundarios, puede que estos sean leves y que pueda controlarlos con medicamento o al tomar ciertas medidas. La mayoría de los efectos secundarios desaparecen al finalizar el tratamiento contra el cáncer.
La actividad física ofrece muchos beneficios. Ayuda a mantener la masa muscular, la fuerza, la energía y la resistencia de los huesos. Puede ayudar a disminuir la depresión, el estrés y el estreñimiento. Por lo tanto, si no está ya haciendo ejercicio, hable con su doctor sobre incluir al menos 30 minutos o más de actividad moderada, como caminar por cinco o más días a la semana según sea permitido. Si su médico lo autoriza, inicie a su ritmo (tal vez de 5 a 10 minutos cada día) y continúe hasta el objetivo de 30 minutos, conforme le sea posible.
Su cuerpo necesita consumir una dieta saludable para su función óptima. Esto es incluso más crucial si usted padece de cáncer. Con una sana alimentación, entrará al tratamiento con reservas que le ayudarán a preservar fuerzas, evitar que el tejido del cuerpo se rompa, reconstruir tejido y mantener sus defensas contra las infecciones. Las personas que se alimentan bien pueden tolerar mejor los efectos secundarios del tratamiento. Además, usted hasta podría soportar altas dosis de ciertos tratamientos. De hecho, sabemos que algunos tratamientos contra el cáncer realmente funcionan mejor si el paciente está bien nutrido y consume suficientes calorías y proteínas.
No tenga miedo de probar alimentos nuevos. Puede ser que, durante su tratamiento, algunas comidas que antes no le gustaban le sepan bien.
Escoja alimentos vegetales de distintos tipos. Procure comer habas deshidratadas y guisantes (chícharos) en lugar de carne durante algunas comidas de la semana.
Trate de consumir por lo menos cinco porciones al día del grupo colorido: frutas y verduras, incluyendo frutas cítricas y vegetales verde oscuro y amarillo intenso. Este tipo de vegetales contiene sustancias llamadas fitoquímicos que fomentan la salud.
Limite los alimentos altos en grasas, especialmente los de origen animal. Elija la leche y productos lácteos que contengan menos grasa. Reduzca la cantidad de grasa en sus alimentos al escoger métodos de cocción en los que se use menos grasa, como hornear o asar a la parrilla.
Limite el número de alimentos que sean muy salados, ahumados y en escabeche.
Si toma bebidas con alcohol, limite su consumo a una cantidad moderada.
Procure mantener un peso saludable, así como acostumbrarse a hacer alguna actividad física.
Si no puede hacer nada de lo anterior por el momento, no se preocupe. Hay ayuda disponible si lo requiere o cuando lo requiera. Consulte a su médico o enfermera sobre cualquier problema que llegue a tener.
Abastezca la alacena y el congelador con sus alimentos favoritos para que no tenga que ir de compras con tanta frecuencia. Incluya comidas que sepa que puede comer aunque esté enfermo(a).
Cocine con antelación y congele la comida en porciones individuales.
Hable con amigos o familiares para ver las maneras en que le puedan ayudar a comprar y cocinar, o pídale a un amigo o familiar que se encargue de ver esto por usted.
Hable con su médico, enfermera o nutriólogo sobre cualquier inquietud que tenga sobre una buena alimentación. Éste puede darle ideas y ayudarle a planear sus comidas, y crear una lista de compras que incluya comidas que puedan ayudarle con los posibles efectos secundarios, tales como estreñimiento o diarrea.
Durante el tratamiento contra el cáncer, a menudo su cuerpo necesita calorías y proteínas adicionales que ayudan a que éste se recupere y sane lo más pronto posible, así como para mantener un peso estable. Los bocadillos nutritivos pueden ayudarle a satisfacer esas necesidades al mantener alto su nivel de fuerza y energía, y ayudarle a que se sienta mejor. Para facilitar la adición de bocadillos a su rutina diaria, intente lo siguiente:
Coma bocadillos pequeños y nutritivos a lo largo del día.
Tenga una variedad de bocadillos nutritivos a su alcance que sean fáciles de preparar y de comer. Por ejemplo: yogur, cereal y leche, un plato de sopa sustanciosa, queso y galletas.
Evite los bocadillos que puedan empeorar cualquier efecto secundario relacionado con el tratamiento. Por ejemplo, si padece de diarrea, evite las palomitas o rosetas de maíz, así como las frutas y verduras crudas; si padece de dolor de garganta, no coma bocadillos secos y ásperos, ni alimentos ácidos.
Si puede comer con normalidad y mantener su peso sin necesidad de los bocadillos, entonces no los incluya.
Fuente: Sociedad Americana del Cáncer (ACS)
Creado: 2019-02-05 09:22:34
Última vez actualizado:
2019-06-25 16:36:32