Las mujeres de 40 años en adelante deben hacerse una mastografía de detección al año, y deben continuar haciéndose este examen mientras estén en buen estado de salud.
La evidencia que existe sobre los beneficios de las mastografía es aún más contundente que en el pasado. En particular, la evidencia reciente confirma que las mastografías ofrecen un beneficio sustancial a las mujeres entre 40 y 49 años de edad. Las mujeres pueden sentirse seguras de los beneficios asociados con las mastografías habituales para encontrar el cáncer en su etapa inicial. Sin embargo, este estudio también tienen sus limitaciones. Una mastografía pasará por alto algunos cánceres, y algunas veces reflejará hallazgos que no serán cáncer, lo que conducirá a procedimientos de seguimiento, incluyendo las biopsias.
Las mujeres deben ser informadas sobre los beneficios, limitaciones y daños potenciales asociados con los exámenes de detección periódicos. Las mastografías pueden pasar por alto algunos cánceres. A pesar de las limitaciones de la mastografía, siguen siendo un recurso muy efectivo y valioso para disminuir el sufrimiento y las muertes causadas por el cáncer de mama.
Para las mujeres de edad avanzada, la decisión de someterse a una mastografia debe basarse en el estado de salud y otras enfermedades graves, tales como insuficiencia cardiaca congestiva, enfermedad renal de etapa terminal, enfermedad pulmonar obstructiva crónica, y demencia de moderada a grave. La edad por sí sola no debe ser la razón para suspender las mastografías que se hacen periódicamente. Mientras la mujer se encuentre en buen estado de salud y pueda ser una candidata para recibir tratamiento, debe continuar haciéndose una mastografia.
Las mujeres de 20 a 39 años de edad deben someterse a un examen clínico de los senos por parte de un profesional de la salud, como parte del examen periódico de salud, al menos cada tres años. A partir de los 40 años, las mujeres deben someterse a un examen de mama por parte de un profesional de la salud todos los años.
El examen clínico de las mamas es un complemento de las mastografías y una oportunidad para la mujer y su médico o enfermera de discutir varios asuntos, tales como cualquier cambio que haya detectado en sus mamas, información sobre las pruebas de detección temprana, y los factores de riesgo que tenga la mujer que pudieran hacer que ella tenga más probabilidad de padecer cáncer de mama.
Llevar a cabo el examen clínico de las mamas poco antes de la mastografía puede tener algunos beneficios. El examen debe incluir instrucciones para que se familiarice más con sus propias mamas. Además, se le debe proveer información sobre los beneficios y limitaciones del examen clínico y el autoexamen de las mamas. El riesgo de cáncer de mama es muy bajo en una mujer de 20 a 29 años, pero el riesgo aumenta con la edad. A la mujer se le debe informar que cualquier síntoma nuevo relacionado con las mamas debe ser notificado a su profesional de la salud con la mayor brevedad posible.
El autoexamen de las mamas es una opción para las mujeres después de cumplir 20 años de edad. Se debe orientar a las mujeres sobre los beneficios y las limitaciones del autoexamen. Las mujeres deben reportar a sus médicos o enfermeras cualquier cambio en sus mamas lo antes posible.
La investigación ha demostrado que el autoexamen de las mamas tiene una función menor en el descubrimiento del cáncer de mama cuando se compara con el descubrimiento casual de una masa o bulto, o simplemente con el ser consciente de lo que es normal en cada mujer. Algunas mujeres se sienten muy cómodas haciendo el autoexamen de las mamas regularmente (por lo general, una vez al mes después del periodo menstrual), lo que requiere de un método sistemático paso a paso para examinar la apariencia y palpar sus mamas. Otras mujeres se sienten mejor simplemente observando y palpando sus mamas en un método menos sistemático, por ejemplo, al ducharse o vestirse o haciéndose ocasionalmente un examen completo. Algunas veces, las mujeres se preocupan tanto por hacer correctamente el autoexamen que la técnica les causa estrés. Hacerse el autoexamen de las mamas habitualmente permite a las mujeres saber cómo se sienten y lucen normalmente sus senos, así como notar cualquier cambio en ellos. Ya sea que usted opte por hacerse el autoexamen o decida no hacerlo, lo importante es notificar inmediatamente a su médico o enfermera de cualquier cambio en sus mamas.
En las mujeres que decidan hacerse el autoexamen mamario, el profesional de la salud debe revisar, durante el examen físico, la técnica que ellas emplean para hacerse el autoexamen de sus mamas. Es aceptable que las mujeres opten por no hacerse el autoexamen o no hacerlo de forma periódica. Sin embargo, si se hace este examen regularmente, mediante la observación y la palpación, usted puede conocer el aspecto normal de sus mamas y detectar con más facilidad cualquier signo o síntoma si se produce algún cambio, tal como el origen de una masa o protuberancia, hinchazón, irritación o formación de hoyuelos o hendiduras en la piel, dolor o retracción (contracción) de los pezones, enrojecimiento o escamosidad de los pezones o de la piel de las mamas, o una secreción que no sea de leche materna. Si nota cualquier cambio, usted debe ver a su doctor lo antes posible para que le haga una evaluación. Recuerde que en la mayoría de las veces estos cambios que se producen en las mamas no constituyen un cáncer.
Las mujeres que tienen un alto riesgo (riesgo durante la vida mayor de 20%) deben someterse a una imagen de resonancia magnética junto con una mastografía cada año. Las mujeres con un riesgo incrementado de forma moderada (riesgo durante la vida del 15 al 20%) deben hablar con sus doctores sobre los beneficios y las limitaciones de agregar un estudio de detección con resonancia magnetica a su mastografía anual. La prueba de detección con resonancia magnetica anual no se recomienda en mujeres cuyo riesgo de cáncer de mama durante la vida sea menor al 15%.
Las mujeres en alto riesgo incluyen aquéllas que:
Se sabe que presentan una mutación del gen BRCA1 o BRCA2.
Tienen un pariente de primer grado (madre, padre, hermana o hija) con una mutación del gen BRCA1 o BRCA2, pero no se han sometido ellas mismas a una prueba genética.
Tienen un riesgo de cáncer de mama durante su vida del 20 al 25 por ciento o mayor, de acuerdo con las herramientas de evaluación del riesgo que se basan principalmente en el antecedente familiar.
Han sido sometidas a radioterapia en el tórax (pecho) cuando tenían entre 10 y 30 años de edad.
Tienen el síndrome de Li-Fraumeni, de Cowden o de Bannayan-Riley-Ruvalcaba, o tienen parientes de primer grado con uno de estos síndromes.
Las mujeres en riesgo incrementado de forma moderada incluyen aquéllas que:
Tienen un riesgo de cáncer de mama durante su vida del 15 al 20%, de acuerdo con las herramientas de evaluación del riesgo que se basan principalmente en el antecedente familiar.
Tienen un antecedente personal de cáncer de mama, carcinoma ductal in situ, carcinoma lobulillar in situ, hiperplasia ductal atípica (ADH), o hiperplasia lobulillar atípica.
Tienen senos extremadamente densos o irregularmente densos al examinarse en las mastografías.
Si se utiliza una imagen por resonancia magnética, debe hacerse en conjunto con, y no en sustitución de, una mastografía de detección. Esto se debe a que si bien una resonancia es una prueba más sensible (que es más propensa a detectar el cáncer que una mastografía), aun así podría no detectar algunos cánceres que la mastografía sí detectaría.
Para la mayoría de las mujeres en alto riesgo, la detección con mastografía y resonancia debe comenzar a la edad de 30 años y continuar mientras conserven un buen estado de salud. Pero debido a que la evidencia es limitada respecto a la mejor edad en la cual comenzar la detección, esta debe ser una decisión compartida entre la paciente y su médico, tomando en consideración las circunstancias y preferencias personales.
Hay varias herramientas disponibles para la evaluación del riesgo, como el modelo Gail, el modelo Claus y el modelo Tyrer-Cuzick, que ayudan a los profesionales médicos a calcular el riesgo de cáncer de seno en una mujer. Estas herramientas dan un valor aproximado en lugar de una cifra exacta, calculando el riesgo de cáncer de seno basándose en diferentes combinaciones de factores de riesgo y de conjuntos de datos.
Como resultado, puede que se obtengan cálculos de riesgo distintos en una misma mujer. Por ejemplo, el modelo Gail basa su estimado del riesgo en ciertos factores de riesgo personales, como la edad actual, la edad al momento del primer periodo menstrual e historial de biopsias del seno, junto con cualquier otro historial de cáncer de seno en familiares de primer grado.
El modelo Claus estima el riesgo según el antecedente familiar de cáncer de seno tanto en familiares de primer grado como de segundo grado. Estos dos modelos podrían fácilmente proporcionar diferentes estimados usando la misma información. Los resultados de cualquiera de las herramientas para la evaluación del riesgo deben ser discutidos por la mujer y su doctor cuando se utilicen para decidir si se debe comenzar la detección con resonancia o no.
Se recomienda que la mujer que se somete a la detección con resonancia magnética lo haga en un centro de atención que pueda realizar biopsias del seno guiadas con este estudio al mismo tiempo, en caso de ser necesario. De no ser así, la mujer podría requerir un segundo examen con resonancia en otro centro de atención al momento de realizar la biopsia.
No hay evidencia en este momento sobre si la resonancia magnética es una herramienta de detección eficaz para las mujeres en riesgo promedio. La MRI ofrece un estudio más sensible que la mamografía, pero también genera un nivel mayor de resultados falsos positivos (son más propensas a detectar algo como cáncer que resulte no serlo). Esto resultaría en biopsias innecesarias y otras pruebas en muchas de estas mujeres, lo que puede causar mucha preocupación y ansiedad.
La Sociedad Americana contra el Cáncer considera que el uso de mastografías, imágenes de resonancia magnética (en mujeres de alto riesgo), exámenes clínicos de las mamas, así como encontrar y reportar pronto cualquier cambio en las mamas, de acuerdo con las recomendaciones que se describen anteriormente, ofrece a las mujeres la mejor oportunidad de reducir el riesgo de morir de cáncer de mama. Este enfoque combinado es claramente superior a cualquier otro examen o prueba individual.
Sin duda alguna, el examen físico de las mamas sin una mastografía no permitiría detectar muchos tumores cancerosos que son demasiado pequeños para que la mujer o su médico los pueda palpar, pero que pueden observarse en las mastografias. Aunque la mastografía es un método de detección sensible, un pequeño porcentaje de los tumores cancerosos de mama no se ven en las mastografías, pero pueden ser palpados por la mujer o por su doctor. Para las mujeres en alto riesgo de cáncer de de mama, como aquellas con mutaciones del gen BRCA o con un antecedente familiar significativo, se recomiendan tanto la resonancia como la mastografía.