Prevención y manejo de los efectos secundarios de la radioterapia
Cuando la radiación causa daños a los tejidos sanos adyacentes, esto puede ocasionar efectos secundarios. A mucha gente le preocupa esta parte del tratamiento contra el cáncer. Antes de iniciar el tratamiento, hable con su médico o con su enfermera sobre lo que usted debería esperar que suceda.
Cómo cuidarse durante el tratamiento
Usted tiene que cuidarse bien, especialmente para proteger su salud durante la radioterapia. Su médico o enfermera le aconsejarán según el plan de tratamiento que siga y los efectos secundarios que pueda tener.
A continuación se ofrecen algunos consejos generales:
Los efectos secundarios pueden variar
Su médico y enfermera son las personas más indicadas para consultar sobre el tratamiento, efectos secundarios, así como acciones para cuidar de sí mismo(a) y cualquier otra inquietud médica que tenga. Es importante que les informe cualquier cambio que note sobre cualquiera de los efectos secundarios que tenga, incluyendo cambios en la piel, cansancio, diarrea o problemas para ingerir alimentos. Asegúrese de entender todas las indicaciones de atención en casa y sepa a quién llamar si surgen más preguntas.
Los efectos secundarios varían de persona a persona, y dependerán de la dosis de radiación, así como del cuerpo que reciba el tratamiento. Algunas personas no presentan efectos secundarios en absoluto, mientras que otras presentan una cantidad considerable de ellos. No hay forma de predecir quién tendrá efectos secundarios.
¿Cuánto tiempo duran los efectos secundarios?
La radioterapia puede causar efectos secundarios tempranos y tardíos. Los efectos secundarios tempranos son aquellos que suceden durante o justo después del tratamiento. Normalmente desaparecen dentro de unas semanas tras finalizar todo el tratamiento. Los efectos secundarios tardíos son aquellos que tardan meses o incluso años en manifestarse y a menudo son permanentes.
La mayoría de los efectos secundarios iniciales son cansancio excesivo (fatiga) y cambios en la piel. Otros efectos secundarios iniciales por lo general se relacionan con el área bajo tratamiento, como la pérdida del cabello o los problemas de la boca que se dan tras recibir tratamiento en el área de la cabeza.
La mayoría de los efectos secundarios desaparecen con el tiempo. Mientras tanto, existen maneras de reducir las molestias que pudieran causar. Si los efectos secundarios que experimenta se tornan más graves, el médico puede indicarle que se descontinúen los tratamientos por algún tiempo, así como recomendar un cambio en el programa o en el tipo de tratamiento que esté recibiendo. Notifique a su médico, enfermera o técnico de radiación acerca de cualquier efecto secundario que note, de manera que le puedan ayudar con ello.
Con frecuencia las personas se desaniman por el tiempo que dura su tratamiento o por los efectos secundarios que padecen. Si se siente de esta manera, hable con su doctor. De ser necesario, su médico deberá darle algunas indicaciones para que pueda sentirse mejor.
Cansancio
El cansancio es la sensación de sentirse agotado física, mental y emocionalmente. Esto es muy común con el cáncer y su tratamiento, y a menudo ocurre con la radioterapia. El control del cansancio es una parte importante de su atención.
Experimentar este tipo de cansancio (fatiga) implica tener menos energía para hacer las cosas que normalmente hace o quiere hacer. Puede durar por largo tiempo y convertirse en un obstáculo para hacer sus actividades cotidianas. Este agotamiento es diferente al cansancio común, y podría no aliviarse con descanso. El cansancio relacionado con el cáncer es peor y es más desgastante y puede:
Sólo usted sabe si tiene cansancio y cuán grave es. No existen pruebas de laboratorio que puedan diagnosticar o describir su nivel de cansancio. La mejor medida del cansancio proviene de su propio informe a su médico o enfermera. Usted puede describir su nivel de cansancio como inexistente, leve, moderado o grave. O puede usar una escala de 0 a 10, donde 0 significa nada de cansancio y 10 es para el peor cansancio que podría imaginar. Sea cual sea la forma que escoja, es importante que comunique su nivel de cansancio a su equipo de atención médica.
La mayoría de las personas empiezan a sentirse cansadas al cabo de unas semanas de haber recibido la radioterapia, y el cansancio suele empeorar a medida que avanza el tratamiento. El estrés debido a su enfermedad y a las visitas diarias para sus sesiones de tratamiento puede empeorar el cansancio.
La causa del cansancio relacionado con el cáncer no siempre puede asimilarse de forma clara. No obstante, si se conoce la causa, a menudo su médico puede tratarla. Por ejemplo, si se piensa que la anemia (recuento bajo de glóbulos rojos) contribuye a los síntomas del cansancio, ésta puede ser atendida con tratamiento. En otros pacientes, el tratamiento podría incluir la corrección del desbalance de líquidos y minerales en la sangre. El aumento de actividad física, así como la atención de los problemas para dormir y una buena alimentación también podrían aliviar el problema del cansancio. La educación y la asesoría a menudo forman parte del tratamiento, ya que pueden ayudarle a conocer cómo ahorrar energías, reducir el estrés y usar la distracción para enfocarse en otras cosas que no sea el cansancio.
Al entender su cansancio, usted puede sobrellevarlo mejor y reducir su angustia. Con frecuencia, un familiar puede ayudarle para que hable con su equipo de atención médica sobre su cansancio y cómo éste le afecta.
Por lo general, el cansancio se desvanece con el transcurso del tiempo una vez finalizado el tratamiento. Hasta ese momento, hay algunas cosas que puede hacer que son útiles para lidiar con el cansancio:
Informe a su médico o enfermera sobre su cansancio y asegúrese de hablar con ellos si:
Problemas en la piel
El área tratada de su piel puede lucir rojiza, irritada, inflamada, con ampollas o incluso como si estuviera bronceada o quemada por el sol. Al cabo de unas semanas, puede que su piel se reseque, se vuelva escamosa, experimente comezón (picazón) o que se despelleje. Es importante que informe a su médico o enfermera sobre cualquier cambio que experimente en la piel. Puede que le sugieran formas de aliviar las molestias, tal vez reducir la irritación adicional y tratar de prevenir la infección.
La mayoría de las reacciones en la piel desaparecen lentamente una vez finalizado el tratamiento. Sin embargo, en algunos casos, la piel tratada quedará más oscura y podría estar más sensible de lo que era antes. Trate su piel con suavidad y delicadeza. Existen varias formas de lograr esto:
Caída del cabello
La radioterapia puede provocar la caída del cabello (médicamente referido como alopecia). Pero el cabello sólo se cae de la parte del cuerpo que está recibiendo el tratamiento. Por ejemplo, la radiación dirigida a la cabeza podría hacer que usted pierda el cabello parcial o totalmente (incluyendo cejas y pestañas), pero si recibe el tratamiento en la región de la cadera, no perderá el cabello de la cabeza.
En la mayoría de los pacientes, el cabello crece de nuevo después de que finaliza el tratamiento, sin embargo, asimilar la pérdida de cabello suele ser algo muy difícil. Cuando vuelve a crecer, puede que el cabello sea más delgado o que tenga una textura diferente a la que tenía antes. Si tiene alguna pregunta o inquietud acerca de la caída del cabello, pregunte a su médico o enfermera.
Si usted experimenta caída de cabello, puede que su cuero cabelludo quede sensible y que requiera cubrir su cabeza. Use un sombrero o un pañuelo para protegerse la cabeza para evitar exponer dicha área al sol. Si prefiere usar una peluca o un tupé, asegúrese de que el forro no le irrite el cuero cabelludo.
Cambios en los recuentos sanguíneos
Aunque es muy poco común, la radioterapia puede causar recuentos bajos de glóbulos blancos, así como niveles bajos de plaquetas. Estas células sanguíneas ayudan al cuerpo a combatir las infecciones y a detener el sangrado. Si sus análisis de sangre muestran cambios en sus recuentos, puede que el tratamiento sea postergado alrededor de una semana para permitir que sus recuentos sanguíneos se normalicen. Es más probable que este efecto secundario se presente si usted además está recibiendo quimioterapia.
Problemas para comer
La radiación a la cabeza y cuello, o a partes del sistema digestivo (como estómago o intestinos) pueden producir problemas para comer y para la digestión. Puede que pierda el interés por la comida durante el tratamiento. Aunque no sienta hambre, trate de consumir proteínas y algunos alimentos altos en calorías. Los médicos han descubierto que los pacientes que se alimentan bien pueden tolerar mejor los tratamientos contra el cáncer y sus efectos secundarios.
Sobrellevar los problemas de alimentación a corto plazo puede ser más fácil de lo que usted espera. Existen guías y folletos de recetas para las personas que necesitan ayuda para resolver sus problemas de alimentación.
A continuación algunas sugerencias de qué hacer cuando no sienta ganas de comer y cómo aprovechar al máximo los momentos en que sí tenga apetito.
Si solamente puede comer pequeñas porciones de comida, aumente las calorías por ración haciendo lo siguiente:
Algunas personas toleran grandes cantidades de líquido, aunque no sientan deseos de comer comidas sólidas. Si éste es su caso, trate de aprovechar al máximo cada vaso enriqueciendo las bebidas con leche en polvo, yogur, jugo o bebidas nutricionales.
Hable con su equipo de atención médica si presenta cualquier problema para comer. Ellos pueden ayudarle a determinar la forma de hacerle sentir mejor y consumir los nutrientes que su cuerpo necesita.
¿Limitarán los efectos secundarios mi nivel de actividad?
Los efectos secundarios podrían limitar su capacidad de hacer algunas cosas. Sin embargo, lo que usted pueda o no pueda hacer depende de cómo se sienta. Consulte con su médico sobre esto. Algunos pacientes pueden ir al trabajo o disfrutar de actividades de esparcimiento mientras reciben la radioterapia. Otros necesitan más descanso de lo acostumbrado y reducen sus actividades. Es posible que su médico le sugiera limitar las actividades que podrían irritar el área tratada.
Fuente: Sociedad Americana Contra el Cáncer http://www.cancer.org/espanol/servicios/tratamientosyefectossecundarios/radioterapia/radioterapia-una-guia-para-los-pacientes-y-sus-familias-common-side-effects
Efectos secundarios a largo plazo de la radioterapia
Durante y después de la radioterapia, puede ser difícil pensar en lo que el futuro le tenga deparado. Sin embargo, dependiendo del tipo de tratamiento y de la ubicación del cáncer, la terapia de radiación puede tener efectos secundarios a largo plazo. Hable con su médico sobre los posibles problemas a largo plazo que podría causar el tratamiento que recibe. Incluso cuando sean menos comunes que los efectos a corto plazo, estos problemas deben tenerse en cuenta al momento de tomar decisiones acerca de la radioterapia.
Daños a su cuerpo
La radiación puede dañar las células normales, y en ocasiones este daño puede tener efectos de largo plazo. Por ejemplo, la radiación al área del pecho puede causar daño a los pulmones o al corazón. En algunas personas, esto puede afectar la capacidad de la persona para realizar actividades. La radiación al abdomen o pelvis puede originar problemas en la vejiga, los intestinos, o problemas sexuales y de fertilidad en algunas personas. La radiación en ciertas áreas también puede originar un problema conocido como linfedema, el cual implica la acumulación de líquido e inflamación en partes del cuerpo.
Riesgo de que surja otro cáncer
Un problema a largo plazo asociado con el tratamiento de radiación es el posible aumento en el riesgo de desarrollar un segundo cáncer en el futuro. Es posible que un segundo cáncer se desarrolle muchos años después, y que sea causado por el daño que la radiación ocasionó a los tejidos sanos. El riesgo de que esto ocurra es mínimo, no obstante, es real.
La relación entre la radiación y el cáncer fue percibida hace muchos años en estudios en sobrevivientes de bombas atómicas, en trabajadores expuestos a radiaciones en sus trabajos y en pacientes tratados con radioterapia. Por ejemplo, las mujeres jóvenes que recibieron radiación en todo el cuerpo como tratamiento contra el cáncer de Hodgkin presentaron un incremento del riesgo de desarrollar cáncer de seno y otros tipos de cáncer más adelante. (En la actualidad, rara vez se utiliza la radiación en todo el cuerpo para tratar la enfermedad de Hodgkin). Algunos casos de leucemia se relacionan con una exposición anterior a la radiación. Por lo general, la leucemia se desarrolla dentro de unos años tras la exposición. Este riesgo llega a su máximo punto entre los 5 y 9 años después de la exposición a radiación y luego disminuye lentamente. Otros tipos de cáncer a menudo toman mucho tiempo en desarrollarse tras la exposición a la radiación. La mayoría no sucede hasta al menos 10 años tras la exposición, y en algunos casos se diagnostican 15 años después o más.
¿Qué significa esto en mi caso?
La radioterapia ha mejorado de manera constante durante las últimas décadas. Ahora los tratamientos combaten los cánceres de forma más precisa, y se sabe seleccionar mejor las dosis de radiación más eficaces. Una emisión de radiación con más precisión implica un daño menor a los tejidos sanos adyacentes. Esto a menudo conlleva menos efectos secundarios. Puede que estos avances también reduzcan el número de cánceres subsecuentes debidos a la radioterapia, aunque esto aún se desconoce. Aun así, el riesgo general de desarrollar cánceres subsecuentes usualmente es bajo y debe sopesarse contra los beneficios de los tratamientos con radiación.
Hable con su médico antes de comenzar la radiación para asegurarse que está consciente de los posibles efectos a largo plazo del tratamiento. Esto puede ayudarle a tomar una decisión informada sobre la radiación, y ayudarle a saber a qué síntomas debe estar atento tras el tratamiento.
Fuente: Sociedad Americana Contra el Cáncer
Creado: 2019-02-05 09:22:34
Última vez actualizado:
2019-06-26 12:26:50